C. LA PSICOLOGIA ANTROPOLOGICA DE RUDOLF ALLERS (Juan J. Ruiz, 2006)
1.Presupuestos: Valores Objetivos y
orientación del carácter:
Parte de una concepción de la naturaleza humana
que tiene como eje la combinación de dos fuentes:
a) La línea antropológica-filosófica de
raigambre católica, sobretodo en su vertiente escolástica con Santo
Tomás a la cabeza (llegó a ser un experto en este teólogo), aunque también
conecta con otros importantes filósofos como Max Scheler y su concepción
de los valores.
b) La concepción psicológica del carácter de
herencia adleriana, pero sin limitarse a la misma, realizando aportaciones
creativas propias.
Es importante matizar los aspectos mas relevantes de
estas dos herencias en su pensamiento. De manera breve, las referencias
mas importantes que parecen influir en su modelo caracterial (mejor incluso
antropológico-caracterial) son las siguientes:
-De Santo Tomás:
En este punto vamos a ser excesivamente esquemáticos,
dada la extensión que le dió Allers a Santo Tomás en su pensamiento
psicológico, antropológico y filosófico. Por dar solo dos notas relevantes ( y
siguiendo las indicaciones de Martín F. Echavarria, verdadero experto en
Allers) destacamos: (1) La relación entre ética y carácter y (2) la
concepción tomista del trastorno mental, el pecado y la psicoterapia. Es
decir Allers, relaciona en la línea tomista la dirección del carácter y la
elección de valores, y distingue, siguiendo la misma línea, el trastorno
mental, el pecado, la psicoterapia y la confesión.
-De Max Scheler:
Hay un cosmos objetivo de valores al que sólo se puede acceder por
la intuición emocional. La razón es ciega para el valor. Scheler se opone
firmemente a la pretensión nietzscheana de crear valores. Los valores son
siempre los mismos, no cambian. Lo que cambia es nuestra percepción de ellos.
Cada época, cada cultura, descubre distintos valores e ignora otros.
Los valores se
encuentran ordenados jerárquicamente. Primero están los valores religiosos
(sagrado/profano), luego los espirituales (bello/feo, justo/injusto,
verdadero/erróneo), luego los valores de la afectividad vital
(bienestar/malestar, noble/innoble) y por último los valores de la afectividad
sensible (agradable/desagradable, útil/dañino). De lo que se trata es de vivir
en armonía. No hay que optar por unos valores y renunciar a otros. Para ello hay
que vivir los valores inferiores de un modo tal que se encuentren ordenados a
los superiores. De esta manera, cada vez que obremos bien en lo más simple y
cotidiano estaremos alabando a Dios, ya que los valores religiosos se
encuentran en la cúspide de la pirámide. Scheler intentó superar así el
dualismo y la ruptura generados por la falsa opción entre vitalismo y
racionalismo.
-De Alfred Adler:
La conducta
humana está motivada principalmente no por impulsos, ni por las condiciones
hereditarias o ambientales sino sobre todo por las decisiones finalistas de
la persona, por los fines que se propone alcanzar. Lo importante para
entender el comportamiento humanos son las metas que persiguen las personas
en sus vidas, que hacen que estas adopten un sentido y orientación particular.
2. Concepto de carácter. Diferencia entre persona y
carácter.
-Carácter: Supone el ser en acto, a través de sus acciones y
conductas intencionales y finalistas. El carácter es la postura, la elección
y al orientación del individuo ante el valor. Es decir, Allers,
combina los postulados aristotélicios-tomistas, schelersianos y adlerianos en
esta definición.
Dicho en otros términos, en la vida de una persona
aparecen circunstancias ante las que tiene que elegir entre diversos valores
(valores que existen objetivamente, el bien y el mal, lo bueno y lo malo, etc).
Algunas de esas elecciones cuando se repiten se consolidan en el carácter. De
esto derivaría que existe una relación entre la ética y el carácter de la
persona , entre los problemas psicológicos-relacionales y las elecciones de valor de una persona, de los
valores que pone en marcha en sus acciones.
3. La educación del carácter.
Como católico y de manera coherente con su concepción
del carácter, Allers da una gran importancia a la educación en valores que
fomenten la convivencia, la justicia, el amor al prójimo y a Dios.
Pero no se limita a exponer lo anterior, sino como
psicólogo estudia como la persona pasa a elegir unos determinados valores
frente a otros, conformando su carácter actual (modificables cuando existe una
profunda reorientación de valores importantes a nivel vivencial). En esta línea
aparece la mayor influencia adleriana en su pensamiento; refiriendo las
condiciones que influyen (pero no determinan unilateralmente) el origen
del carácter (vivencias de minusvalía, voluntad de comunidad, etc). Destaca en
esta línea lo que el llama, la “influencia del ejemplo y la fuente de los
ideales”. Es decir la persona puede seguir en su educación no solo una mera
imitación del ejemplo de otras personas, sino también un “autentico
seguimiento” que supone la aceptación del ejemplo de conducta-valor de la
persona prototipo (educadores, padres, terceros); en su elección del “hombre o
la mujer que quiere ser”. (ideal del carácter). En esa elección y seguimiento
influyen dos factores: (1) el proceso de compensación y supercompensación
(según sea normal o desproporcionado) y (2)
el conocimiento y elección personal de los valores, que es en último término un
factor subjetivo (de la libertad de la persona si se quiere llamar así).
Ahora bien, el sujeto elige en parte movido por sus carencias o limitaciones
objetivas-subjetivas, y en parte por su libertad para elegir entre “ideales
justos y falsos” . La educación pues debe dirigirse hacia los mejores valores.
Para ello los métodos educativos mejores deben buscar , según Allers, el camino
intermedio entre no socavar la vivencia del valor personal y no instaurar la
absolutivización de la misma persona. Ese camino se anda mediante la entrega a
los otros y a lo absoluto (Dios), a algo ajeno a si mismo.
4. El conocimiento de si mismo
Las personas interesadas en
reorientar el curso de sus acciones pueden ser ayudadas si tienen un
conocimiento de si mismos. Pero el conocimiento de si mismo como ser radical es
imposible, pero si lo es de los cursos de acción, del obrar humano y de sus
resultados. Para comprendernos a nosotros y a otros como humanos hay que
adoptar una actitud radical: no guiarnos por lo que el/ella dice sobre su
pensar, sentir o actuar, sino por el efecto de sus acciones, de su obrar. En
esto Allers y Adler van de la mano.
En esta línea es esencial conocer como es nuestro
comportamiento hacia el prójimo, hacia la comunidad. Es llamativa la
concordancia en este punto entre Adler, Allers y el pensamiento de Kunkel. Dice
Allers, que los modos de conducta que reduzcan la cooperación en la convivencia
serán aptos, en general (sin generalizar) para suscitar dudas sobre la pureza
moral de nuestros objetivos y valores.; aunque la inversión de este principio
no es valida en toda ocasión. Es decir existen armonías y acuerdos erróneos
entre personas. A veces se debe discrepar y es lo justo. Lo importante seria
fomentar todo aquello que no realza las inclinaciones egoístas personales. Así
se puede amonestar, recriminar un acto, en discordancia si se busca el amor al
prójimo (objeto de esa acción crítica) y no el daño y el realce personal.
Una pregunta clave en el conocimiento de si
mismo (en esta línea allersiana) seria : “¿qué espacio ocupa en toda mi
vida y en mi vivencia mi propio yo, y cuál el del otro? (Allers,
Naturaleza y educación del carácter, pag, 327. Editorial Labor, Barcelona,
1950). En resumen el conocimiento de si mismo (parcial e imperfecto) se
realiza mediante la convivencia que tenemos con nuestros prójimos.
5. Para ampliar mas información : Enlace a la
página internacional de Rudolf Allers y a los artículos de Martín F.
Echavarria, experto en psicología católica
-Rudol
Allers. Psicólogo Católico:
-Página internacional (en ingles mayoritariamente, junto al apartado en español de M.F. Echevarria):
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