sábado, 28 de septiembre de 2013

TERAPIA DE JUEGO ADLERIANA

Original publicado en: http://psicoterapiayloschiquis.blogspot.com.es/2012/03/terapia-de-juego-adleriana.html



Terapia de Juego Adleriana

Es un enfoque para el trabajo con niños, basada en el integración de los conceptos y estrategias de la Psicología Individual de Alfred Adler, con los métodos de la terapia de juego.


Características del Terapeuta:
El terapeuta adleriano comparte las siguientes creencias acerca de un niño:
1.    Son únicos y creativos.
2.     Tienen una tendencia natural a relacionarse con otras personas.
3.     Tiene una necesidad básica de pertenencia.
4.    Pueden realizar decisiones conscientes de si mismos, los demás y el mundo.
5.    Su conducta siempre tiene una finalidad, inclusive aunque la misma pueda estar fuera de su conciencia.
6.    Tienen algunos sentimientos de inferioridad.
7. Los niños que experimentan problemas están desmotivados, pero no enfermos mentales.
Dado que los terapeutas adlerianos de juego creen que los niños pertenecen a un entorno social, no trabajan por lo general con ellos por separado, incluyen a personas dentro del entorno de sus pacientes como parte de la estrategia de intervención (padres, hermanos, abuelos, amigos, maestros, personas que tengan contacto con el niño de esta recibiendo la terapia). 
El papel del terapeuta en la terapia adleriana de juego es el de un socio en igualdad con el niño. El terapeuta y el niño comparten el poder dentro de la sesión.
Algunas veces el terapeuta toma el mando:
o   Al establecer diferentes escenarios para el juego.
o   Hacer sugerencias
o   Narrar metáforas terapéuticas
o   Desempeñar papeles
o   Establecer limites
o   Enseñar nuevas conductas
o   Consultar con los padres del niño
Algunas veces el niño toma el mando:
o   El terapeuta lo sigue al reflejar sentimientos.
o   Replantear el contenido.
o   Ubicar la conducta.
Los escenarios y materiales para la terapia adleriana pueden variar. Puede ser una sala de juegos estándar o una oficina común. También se puede realizar en diversos ambientes como los colegios o las casas de los niños.  Los profesionales adlerianos utilizan de modo usual una amplia variedad de materiales de juego, semejante a la que se utiliza en la terapia de juego centrada en el paciente.
Los elementos más esenciales son:
ü  Una familia de juguetes y muñecos.
ü  Una casa de muñecas.
ü  Utensilios de cocina.
ü  Algunas muñecas.
ü  Armas, como una pistola de dardos y cuchillos de plástico.
ü  Soldados de juguete.
ü  Un costal de boxeo que permanece parado.
ü  Unas esposas y soga.
ü  Una máscara, sombreros y otros elementos para disfrazarse.
ü  Un teléfono.
ü  Un cocodrilo, una rata, serpientes y otras criaturas espantosas.
ü  Masilla para jugar.
ü  Crayolas, marcadores, papel.
ü  Pinturas y pigmentos para pintar con los dedos.


El terapeuta puede modificar el escenario o los materiales, es respuesta a las necesidades del niño o por consideraciones prácticas. Ya que estos no son tan importantes como la coherencia del tiempo, el lugar y la actitud igualitaria del terapeuta de juego.
La terapia adleriana de juego es un proceso de cuatro fases:
1.    Establecimiento de una relación igualitaria:
En toda la relación de la terapia de juego, el terapeuta utilizará las siguientes estrategias para establecer la relación de igualdad con el niño:
·         Conducta de descubrimiento: cuando el terapeuta descubre, refleja de nuevo hacia el niño lo que éste está haciendo.
·         Replanteamiento del contenido: los terapeutas vuelven a decir lo que el niño ha dicho. Es importante no repetir por reflejo y de modo directo lo que el paciente dijo, si no filtrar en el contenido respectivo y al mismo tiempo utilizar un vocabulario comprensible para el niño.
·         Reflexión de sentimientos: cuando refleja los sentimientos del niño, debe tener cuidado de no hacerlo tanto con lo que se encuentran en la superficie como con los que están implícitos.
·         Motivación: Se utiliza para ayudar al niño a admitir y reconocer sus propias fortalezas y talentos. Cuando los terapeutas desean motivar al niño pueden, hacer notar las mejoras y los avances, concentrarse en el esfuerzo antes que en el terminado, evitar hacer cosas por ellos que ellos mismos pueden efectuar, modelar el valor para ser imperfecto, hacer notar los talentos personales y los que sienten con respecto a ellos.
·         Dar explicaciones y contestar preguntas: Uno de los aspectos de desarrollo de una relación de igualdad con el niño implica la comunicación franca y directa. Cuando los niños hacen preguntas o quieren que se les explique algo, es importante responderles de una manera tan simple y completa como sea posible. El comprender los objetivos de los niños es un elemento esencial en la orientación adleriana.
·         Interacción de un modo activo con el niño: El orientador con frecuencia juega con el niño. Esto puede ser tanto por incitación del niño como del terapeuta. El propósito es establecer una sociedad de igualdad con el niño y utilizar la modalidad del lenguaje propia del menor, con el fin de comprenderlo mejor y comunicarle ese entendimiento.
·         Limpiar la sala de juego junto con él: Esto crea un sentimiento de responsabilidad compartida dentro de la sala de juegos, recoger juntos los juguetes y materiales que se utilizaron durante la sesión. 
·         Establecer límites: Limitan el daño a sí mismos y a los demás, el daño a la propiedad y el abandonar la sala de juegos antes del final de la sesión.


2.    Sondeo de estilos de vida del niño:
Esta segunda fase de la terapia, abarca las siguientes estrategias:
·         Analizar los objetos/propósitos de la conducta: Observan la conducta del niño en la sala de juego y en otros escenarios, verifican sus propias reacciones y advierten la respuesta del niño cuando es limitada. También interrogara a los padres y maestros acerca de os patrones de conducta, las reacciones de ellos antes la conducta del niño y las respuestas de este ante la  corrección y la disciplina. Todos estos factores ayudaran al terapeuta a decidir cuál es el objetivo fundamental de la conducta del niño.
·         Sondear la atmósfera familiar: La atmósfera familiar es la actitud característica de los miembros de la familia de unos hacia los otros y los patrones típicos de interacción dentro de la misma. La mayoría de las veces se desarrolla a partir de la relación de los padres y las actitudes hacia la disciplina y sus hijos. Estas pueden ser: rechazantes, autoritarias, inconscientes, represivas, sobreprotectoras, compasivas, de normas elevadas, materialistas, competitivas, menospreciativas, desarmonías o democráticas. 
·    Sondear la constelación familiar: Una de las contribuciones de Adler al campo de la psicología fue el concepto de la posición de una persona en el orden de nacimiento afecta su autoimagen y su conducta.  Cada persona corresponde a una posición psicológica dentro de la constelación familiar. Dicha posición es más importante que cualquier ubicación real y cronológica dentro del orden de nacimiento. Cada posición psicológica tiene ciertas conductas y actitudes características y atributos y obligaciones distintivos.
·         Requerir la exposición de recuerdos tempranos: Los recuerdos tempranos son incidentes que provienen de la vida de una persona, los cuales esta elige recordad. Los adlerianos creen que estas remembranzas específicas representan la esencia del estilo de vida del paciente. El terapeuta pide al niño que narre de 6 a 8 recuerdos, con inclusión de un escenario, el aspecto de los personajes sus interacciones y cualquier sentimiento asociado. Con el fin de interpretar los recuerdos tempranos, el terapeuta busca un tema central en cada uno de ellos y los patrones generales que se infiltran en todos ellos.
·         Formular hipótesis acerca del estilo de vida: En tanto el terapeuta encuentre patrones en los objetivos de comportamiento, la atmósfera y constelaciones familiares, y los recuerdos tempranos, comenzaran a formular hipótesis acerca del estilo de vida del paciente
3.    Ayudar al niño a obtener insight dentro de su estilo de vida:
Uno de los principales objetivos de la terapia adleriana es ayudar al niño a reconocer y comprender su estilo de vida. El terapeuta de juego utiliza las siguientes estrategias para ayudar al niño a comprenderse así mismo:
·         Realizando interpretaciones: Interpretan las verbalizaciones y conductas para ayudar a los niños a aprender más acerca de si mismos y a como interactuar con otros. Todo lo que sucede en la sala de juego y en cualquier otro terreno de las vidas de sus pacientes está disponible para ellos con el fin de utilizarlo en sus intentos de descubrir los estilos de vida del niño.
·         Utilizando metáforas: El método predominante para hacer esto es simplemente utilizar la metáfora inherente al mensaje de los niños. Cada acto de fantasía y cada relato que los niños narran en su interacción con el terapeuta de juego es una metáfora de sus propias creencias acerca de si mismo, los demás y el mundo y como se conduce en el cuento a esas creencias y situaciones que están experimentando den sus vidas.
·         Conectando la sala de juegos con la vida real: El terapeuta proporciona procedimientos a los niños para que hagan la conexión entre la sala de juegos y la vida real. Es simplemente hacer notar el paralelismo en las actitudes, sentimientos, y conductas que los niños manifiestan en la sala de juegos y aquellos que los demás informan que observan o experimentan por parte de ellos.


4.    Reorientación/Reeducación:
El terapeuta intenta continuar al proceso de la terapia de juego para ayudar a consolidar el insight y las percepciones modificadas que se obtuvieron en las primeras tres etapas, aprender aptitudes especificas y nuevas conductas y prepararse para la terminación de la terapia.  Utiliza las siguientes técnicas:
·         Ayudar al niño a crear una conducta y actitudes alternativas para el exterior de la sala de juego: En tanto los niños obtienen insight dentro de sus propios estilos de vida y aprenden nuevas maneras de considerarse a sí mismos, a los demás y al mundo, estás más abiertos a probar nuevos procedimientos para interactuar con los demás.
·         Enseñar nuevas conductas y habilidades para utilizarlas fuera de la sala de juegos: Con el fin de evaluar las habilidades que se necesiten, el terapeuta de juego observa al paciente cuando interactúan con otros y presta atención a los tipos de conductas alternativas que aquellos generan en el proceso de inspiración de ideas. Se debe planear la enseñanza de nuevas habilidades y conductas para cada niño, basado en lo que sabe acerca de este y de cómo aprende e interactúa con los demás.
·         Practicar las nuevas conductas, habilidades y actitudes que se utilizarán fuera de la sala de juegos: Después de que el niño ha generado conductas alternativas o ha aprendido nuevas habilidades y actitudes, el terapeuta debe darle la oportunidad de ponerlas en practica. Primero con el terapeuta, luego con otro niño, hermano o padres, dentro de la sala. Y  más tarde probara los nuevos métodos de interacción con sus hermanos, padres, maestros, después de que estos hubieran sido adiestrados para ello, fuera da la sala de juego, en el hogar o en la escuela.
·         Motivación: Durante el proceso el niño necesitará una gran cantidad de motivación. En tanto cambian las actitudes del niño hacia si mismo, los demás y el mundo,  y aprende nuevas maneras para obtener significación e interactuar con otros, crecerá su confianza y respeto en sí mismo. el terapeuta debe animarlo, hacer notar esfuerzos, el progreso y el orgullo por el logro.


Extraído del libro: Manual de Terapia de Juego: Avances e Innovaciones. Connor, K. Schaefer (1997)

martes, 24 de septiembre de 2013

GRUPOS TERAPEUTICOS DE RISA

Original en: http://psyciencia.com/2013/04/23/grupos-terapeuticos-de-risa/



Por: Andrés Buschiazzo
Los beneficios del humor y la risa no siempre fueron tenidos en cuenta por las ciencias de la salud. En la Grecia preclásica la catarsis era fundamental  en la comedia como vía de expresión del humor, la risa y la ironía. La función que se le daba a las emociones como purgadoras o catárticas, se perdió en la Edad Media europea. Es en  el  Renacimiento  cuando los literatos y las clases cultas inglesas de los siglos XVI y XVII, deciden fervorosamente cultivarlos por el significado social y sanitario (Fernández & García, 2010; Tizón, 2005).  Estudios antropológicos indican que culturas como la indostánica o la china valoraban la importancia de la risa y el humor alentando a sus pacientes a reír de sus propias desgracias (Tizón, 2005). En el Medioevo europeo, éstas quedaban reservadas para las cortes (los bufones) y el sector más empobrecido del pueblo estaba amenazado por la Inquisición que las relacionaba con las fuerzas del mal, fenómeno señalado por Umberto Eco en  “El nombre de la rosa”.

la expresión emocional del rostro es la misma
en todas las partes del mundo
independiente de la cultura

Estudios recientes, realizados por Paul Ekman de la Universidad de San Francisco, afirman que la expresión emocional del rostro es la misma en todas las partes del mundo independiente de la cultura (Newen & Zinck, 2009). Sin embargo, cuando a un japonés se le muere un ser querido en lugar de llorar, como sucede en otras culturas, sonríe. Cabe añadir que los niños chinos cuando son reprendidos por su profesor muestran su respeto hacia él sonriendo. En consecuencia, no es tan fácil explicar el significado y el sentido de la risa sin previamente comprender las construcciones sociales en su contexto.
Al respecto, Paul Watzlawick propone un modelo constructivista y distingue dos órdenes de realidad: uno de primer orden cuya relación es con las propiedades físicas de los objetos de la percepción y otro, de segundo orden que refiere a la atribución de valor y significado (Watzlawick, 1995). A modo de ejemplo, la sonrisa es un fenómeno objetivamente verificable en el campo de la realidad de primer orden, pero si expresa simpatía, burla, etc., es de segundo orden, inverificable de forma objetiva, porque está sujeta al marco de referencia del que percibe el acontecimiento y la correspondiente atribución de significados.
El reciente interés  psicoterapéutico por la risa hunde sus raíces en Freud y Adler, entre otros. Freud en “Estudios de la Histeria” describe su primer caso clínico de hipnosis catártica (Breuer) con una paciente histérica  (Emmy von N.) que al mostrarle un atlas histórico-cultural con imágenes de indios disfrazados de animales le causó un intenso terror y cada vez que se angustiaba, éstos reaparecían. Cuando Freud se entera de la situación le dice:
“Le ordeno no tener miedo a las imágenes de los indios, más bien reírse de ellas a carcajadas y llamarme la atención sobre ellas. Y así ocurre después que despierta; ella busca el libro, me pregunta si ya lo he mirado, me lo abre en la hoja correspondiente y se ríe a mandíbula batiente de esas grotescas figuras, sin angustia alguna, con rasgos tersos” (Freud, 2011, 76).
En el trabajo “El chiste y su relación con lo inconsciente” (1905), Freud considera el humor desde un punto de vista económico, una forma de ahorrar el despliegue de los afectos. En el artículo publicado en el  1927 sobre “El humor”, confirma esta tesis con el ejemplo del preso que ha sido condenado a la pena máxima y que al ser conducido a la horca exclama: “¡Vaya, empieza bien la semana!” (Freud, 1986, 157). La persona capaz de burlarse de su  propio destino supera el dramatismo existencial, el humor brinda una solución eficaz para liberarse de una tensión psíquica.
Alfred Adler propuso una psicoterapia optimista, de cambio y con dirección al futuro. En lugar de trabajar sobre las disfuncionalidades psíquicas y las expresiones patológicas, se abocó a aspectos positivos y recursos que poseían sus pacientes. Los profesionales de su tiempo estaban sorprendidos por su método diagnóstico y cuando se le preguntaba por sus logros, respondía: “Quizá porque he logrado darme cuenta que había un enfermo debajo de la enfermedad” (Bottome, 1952,  200). Adler utilizaba las bromas como una forma de interpretar los recuerdos, eran bromas que emergían del setting adleriano y no eran desagradables en el sentido que lesionaran la autoestima de sus pacientes. Cada broma era construida, para cada caso en particular, contemplando, siempre, las necesidades específicas de cada estilo de vida.

Alfred Adler propuso una psicoterapia optimista,
de cambio y con dirección al futuro.

Norman Cousins fue pionero en investigar la relación de las emociones y los efectos fisiológicos – químicos del buen humor y la risa. Luego de un viaje en 1964 fue diagnosticado de espondilitis anquilosante, una afección en el tejido conjuntivo de la médula espinal, que según el médico especialista tenía una probabilidad en quinientas de recuperar su salud (Cousins, 1981). El agotamiento suprarrenal era una de las hipótesis que manejaba. Ante los pronósticos poco auspicios decidió hacer algo para recobrar su funcionamiento adecuado y recordó que hacía diez años había leído la obra clásica de Hans Selye “The Stress of Life”, donde describía que una tensión emocional negativa fuerte podía provocar reacciones químicas adversas en el organismo. Ante esto se preguntó, qué ocurriría con las emociones positivas como la esperanza, la alegría, la voluntad de vivir, etc. A partir de esta reflexión, diseñó un estricto programa que consistía en mirar películas de los hermanos Marx y recibir todos los estímulos posibles de humor. Cousins concluyó que diez minutos de risa le permitían dormir durante dos horas sin dolor y de esta manera, recobró su salud.
El psiquiatra William Fry, discípulo de Bateson, acuñó el término gelotología (del griego gelos = risa), disciplina que estudia el humor y la risa con fines terapéuticos. Fry aplicó los conceptos de humor y risa en la “Teoría de la Comunicación” desarrollada por la Escuela de Palo Alto. En una de sus investigaciones analizó a un grupo que reía durante 10 minutos, y tomó muestras de sangre antes y después de ese período, concluyendo del análisis hematológico, que luego de reír las hormonas necesarias para disminuir los efectos negativos del estrés se  multiplicaban por 3 o por 4. Además, subían los niveles de oxígeno en la sangre. Fry define la risa como una “experiencia orgánica” total (holística) en la que participan los principales sistemas, como el muscular, el nervioso, el cardíaco, el endócrino y el digestivo. Las investigaciones de Fry indican que entre cien y doscientos espasmos diarios de risa equivalen a diez minutos de remo o footing.
risa
Se han observado resultados terapéuticos positivos en los pacientes que además de transitar  por una psicoterapia individual tienen como complemento los GTR. Esta técnica ha sido desarrollada en el Uruguay como complemento ideal de la psicoterapia individual y con resultados altamente favorables.  Los  pacientes que padecen crisis de pánico, fobia social, depresión, burnout y personas con miedo al ridículo y a la risa (Gelotofobia) han mejorado su calidad de vida de forma considerable. La gelotofobia (1996) es un constructo creado por el Dr. Michael Titze  y proviene del griego gelós =  risa y fobia = miedo. Y significa un intenso miedo a ser objeto de burla o reír, está vinculado con la vergüenza, que es una expresión de inseguridad, duda de sí mismo a la que Pierre Janet denominó “sentiment d´ incomplètude” y que más tarde Adler bautizo “complejo de inferioridad”. Lo que subyace en la gelotofobia es un sentimiento de inferioridad exacerbado que obstaculiza el desarrollo personal en las cuatro tareas de la vida expuestas por Adler (amor, contacto social, trabajo y arte).  Titze es el fundador y presidente de HumorCare, organización cuyo cometido es difundir y desarrollar el uso del humor y la risa con fines psicoterapéuticos.

La comprensión y el tratamiento psicoterapéutico de la
gelotofobia es la risa y la  estrategia para generarla
involucra una técnica vivencial.

En una sociedad  consumista, individualista y  postmoderna donde no importa ser del promedio ni  bueno, sino el mejor, genera en las personas un estado de estrés continuo. Una persona que está sometida bajo estrés constante aumenta su secreción de cortisol provocando problemas en su salud. El impacto es a nivel neurológico, el hipocampo disminuye su función provocando dificultades en el aprendizaje y, la función de la amígdala se descontrola infundiendo miedo donde no existe amenaza real. A esta vigilancia extrema se la designa desorden de estrés postraumático (Goleman, 2006).
La comprensión y el tratamiento psicoterapéutico de la gelotofobia es la risa y la  estrategia para generarla involucra una técnica vivencial. Son grupos terapéuticos estrictamente científicos que  tienen la peculiaridad  de excluir  presentaciones para evitar re-traumatizar; los integrantes no van a contar su conflictiva: solamente van a reír. Las sesiones son semanales y duran entre 10 y 20 minutos con una extensión de 5 meses. El coordinador indica ejercicios fisiológicos y psicológicos para animar a los participantes a reír libremente. Las primeras risas son forzadas, luego se genera un efecto-contagio logrando que las risas sean naturales. Se fomenta la consigna adleriana de tener el coraje de ser imperfecto.

El fundamento científico de los
GTR está en las neurociencias.

El fundamento científico de los GTR está en las neurociencias. El cerebro no discrimina  lo real de lo imaginado. Si una persona no tiene deseos de reír, pero lo hace, el organismo reacciona cambiando el estado de ánimo de manera notoria. Cuando se alteran las precepciones se puede cambiar las emociones  (Damasio, 2005; Goleman, 2006). Confirmado por el postulado de William James: “No lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos” (Casacuberta, 2000, 38). Así como Adler mencionó que las lágrimas funcionan como un medio para alcanzar un objetivo: la atención, a lo que llamó “fuerza hidráulica”. En los GTR se convoca, a través de la voluntad, una emoción positiva. El movimiento crea emociones. Como expresó el Alain, solamente hay un modo de resistir al frío y es estar satisfecho con él. El filósofo Spinoza, maestro de la alegría, dice: “No es que esté contento porque me caliento, sino que me caliento porque estoy contento” (Alain, 1966, 54). Otro fundamento, donde todas las psicologías constructivistas hunden sus raíces, es en la “Filosofía del Como Sí”, de Vaihinger. El sustento epistemológico es: la verdad es el error más útil (Ansbacher & Ansbacher, 1964). El hombre no conoce, ni puede acceder a conocer, la realidad directamente. El hombre sólo dispone de una teoría sobre ella, que es el instrumento para poder interpretar y actuar en la realidad (Kelly, 1966).
Alfred Adler afirmó que su Psicología Individual (PI) es una ciencia alegre y  en este sentido confirmó el dictamen de Friedrich Nietzsche, quien declaró que la alegría y el regocijo tienen que transformar la ciencias humanas, de lo contrario la ciencia no tendría sentido. Como Yaír Hazán y Michael Titze han descripto en el reciente libro “Fundamentos de Psicología Profunda Teleológica”, la psicoterapia adleriana ha realizado un trabajo pionero en el uso de los métodos paradójicos. Por otro lado, las paradojas son el material que constituye la relación con el humor. Y esto es exactamente lo que los adlerianos, llamamos el “reflejo de reconocimiento”,  reflejo que siempre está acompañado con una sonrisa o una risa, manifestación indicadora de que el insight (súbita comprensión) se produjo.
Es una modalidad terapéutica útil a la sociedad toda por abordar una problemática de harta frecuencia y beneficia a la comunidad científica incorporando un procedimiento psicoterapéutico sencillo y sui generis que no colide con las terapias clásicas sino que las complementa y abrevia. Lo que constituye un cambio cualitativo y cuantitativo en la psicoterapia.
Bibliografía
Alain. (1966). Sobre la felicidad. Madrid: Alianza
Ansbacher, H. & Ansbacher, R. (1964). The Individual Psycology of Alfred Adler.   New York: First Harper Torchbook.
Bottome, P. (1952). Alfred Adler Apóstol de la Libertad. Barcelona: Luis Miracle.
Casacuberta, D. (2000). Qué es una emoción. Barcelona: Crítica.
Cousins, N. (1981). La voluntad de curarse. Buenos Aires: Emecé.
Fernández, J. & García, J. (2010). El valor pedagógico del humor en la educación social. Bilbao: Desclée De Brouwer.
Freud, S. (1986). El chiste y su relación con lo inconsciente. O.C., Vol. VIII. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1986). El humor. En: El porvenir una ilusión. El malestar en la cultura y otras obras. O.C., Vol. XXI. (153 – 162). Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (2010). 2. Señora Emmy von N. En: Estudios sobre la histeria: J. Breuer y S. Freud: 1893- 1895. O.C., Vol. II. (71 – 123). Buenos Aires: Amorrortu.
Goleman, D. (2006). Inteligencia social. Bogotá: Planeta.
Goleman, D. (2012). La inteligencia emocional. Buenos Aires: Zeta.
Hazán, Y & Titze, Y. (2011) Fundamentos de Psicología Profunda Teleológica. Montevideo: Editorial Psicolibros.
Kelly, G. (1966). Teoría de la personalidad. Buenos Aires: Troquel.
Newen, A. & Zinck, A. (2009). Somos los que sentimos. Revista Mente y Cerebro.  Investigación y Ciencia, 34, 62- 67.
Tizón, J. (2005). El humor en la relación asistencial. Barcelona: Herder
Watzlawick, P. (1995). El sinsentido del sentido o El sentido del sinsentido. Barcelona: Herder.