Los sistemas
de clasificación DSM (y también los CIE) han sido cuestionados desde diferentes
perspectivas, un resumen de estas críticas las plantea el terapeuta familiar
Karl Tomm (1990):
Críticas
Empíricas
1. La
naturaleza del trastorno, sus criterios diagnósticos y los límites de las
categorías se determinan en los comités de la APA, no por los fenómenos
descritos.
2. El DSM no
ha podido abarcar muchas situaciones clínicas (por ejemplo, los códigos del “V”
son insuficientes).
3. No hay
ninguna disposición para “diagnósticos” interpersonales, familiares, culturales
o institucionales.
Críticas
Políticas
1.
Fácilmente se puede abusar del poder constitutivo que existe en la definición
de la naturaleza de las personas.
2. ¿De quién
es el interés de las etiquetas (profesionales; pacientes; otras partes como
miembros de la familia, agentes de seguros, Gobierno, etc.)?
3. El DSM
promueve el “modelo médico” y la supremacía psiquiátrica en el campo de la
salud mental.
4. El sesgo
de género puede ser institucionalizado (por ejemplo, “Síndrome Pre-Menstrual”
está siendo considerado en el estudio para el DSM-IV), como la heterosexualidad
(por ejemplo, “homosexualidad” fue incluida en DSM-II) con la solidificación de
estereotipos tradicionales.
Críticas
Humanitarias
1. Las
personas son deshumanizadas transformándolos en objetos bajo la mirada
“científica”.
2. Las
personas son patologizadas a través del etiquetado, la totalización y
segregación.
3. DSM
promueve una “orientación hacia insuficiencias” por atender tragedias y fallas
personales en lugar de una “orientación hacia las soluciones” con atención a los
recursos y la competencia.
Críticas
Pragmáticas
1. Hay un
énfasis excesivo en el síndrome general y un anti-énfasis con respecto a las
experiencias específicas y el contexto personal del cliente.
2. El DSM
promueve una perspectiva estática en lugar de una dinámica, haciendo hincapié
en rasgos permanentes en lugar de estados transitorios.
3. El DSM
promueve la ceguera con respecto a los factores interpersonales y culturales
que contribuyen a los problemas de salud mental.
4. El DSM
rara vez es útil en la determinación de un plan de tratamiento específico.
Crítica
Ontológica
1. La
premisa básica acerca de la naturaleza de los fenómenos mentales parece
problemática (es decir, que los trastornos mentales están “dentro de la
persona” vs“en la interacción entre la persona y el contexto” vs “en la
coordinación de la interacción entre las personas”).
Críticas
Irónicas
1. El DSM no
incluyen el diagnóstico de “síndrome de DSM” - una psicosis espiritual
caracterizada por un deseo compulsivo de cosificar a las personas y
etiquetarlas en categorías psiquiátricas predeterminadas.
2. Estas
“víctimas” de la ideología psiquiátrica moderna dan prioridad a conocimientos
acerca de descripciones precisas –por sobre conocimientos acerca de las
interacciones de curación- como manifestación de una preocupación obsesiva con
adjetivos peyorativos, criterios de inclusión y exclusión, etc.
Los
terapeutas adlerianos compartimos la mayoría de esas críticas porque
estamos más interesados en la persona (su estilo de vida) que en la
"enfermedad". Pero también es cierto que el modelo medico de
enfermedad mental es el predominante y con dominio en los sistemas
sanitarios mundiales. Por este motivo, autores como Sperry (1996) han
planteado que para los terapeutas adlerianos que trabajamos en contextos
sanitarios y nos las tenemos que ver con esta circunstancia es posible integrar
la teoría adleriana y el sistema DSM sin traicionar nuestra perspectiva
psicológica. El sistema multidimensional la equiparación integradora
seria:
Eje I:
El trastorno clínico con su síndrome y síntomas actuales. Motivo de consulta
como "apaño creativo" inconsciente que habitualmente tiene lugar en
un contexto relacional
Eje
II: Rasgos o trastornos de personalidad. El Estilo de Vida del paciente
Eje III:
Trastornos médicos-orgánicos. Factores neurosicológicos. Trastornos y
deficiencias médicas-físicas. La Inferioridad Orgánica
Eje IV:
Estresores actuales. Factores exógenos o condiciones de la vida actuales del
paciente relacionado con su malestar sintomático. Circunstancias de la vida que
suponen un choque para el paciente al poner en jaque su autoestima en cuanto a
sus capacidades de valentía (valor) y de colaboración-cooperación.
Eje V: Nivel
de adaptación actual del paciente. Nivel de funcionamiento en sus tareas de la
vida (pareja, ocupación, relaciones sociales-amistad).
Este
esquema puede orientar la intervención del terapeuta a: manejo de
los síntoma y sus circunstancias (Eje I y IV); los factores médicos-biológicos
implicados (Eje III), el entrenamiento capacitación en habilidades
relacionales (Eje V) y/o el abordaje de los factores de personalidad o estilo
de vida (Eje II) según qué casos y circunstancias se presenten para el
paciente, e terapeuta y los recursos circunstanciales donde se trabaje
Sperry. L
& Carlson J. (1996): Psychopatology and Psychotherapy : From
diagnosis to treatment of DSM-IV disorders. Philladhelpia :Tylor and Francis
Group.
Tomm,
K (1990): A critique of DSM-IV . Dulwich Centre Newlester N.3
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