Fuente original del artículo: http://psyciencia.com/2013/07/18/encuentro-con-un-terapeuta-prof-dr-giuseppe-ferrigno-italia/
El Prof. Dr.
Giuseppe Ferrigno es analista didacta y profesor de la Sociedad Italiana
de Psicología Individual (SIPI) su formación estuvo supervisada por el
eximio terapeuta adleriano, recientemente desaparecido, el Prof. Dr.
Pier Luigi Pagani, y reconocido por ser el continuador directo de las
ideas clásicas de Alfred Adler.
Ex profesor de la Universidad Católica de Milán, autor y co-autor de
numerosos artículos y publicaciones sobre diversos temas y disciplinas.
Han pasado 6 años del primer Congreso Internacional Adleriano: “Todo pude ser de otra manera”
(2007) realizado en Uruguay. En aquella oportunidad el Dr. Ferrigno
envió una carta de saludo para abrir la ceremonia que decía: “el Centro
de Estudios Adlerianos es un verdadero crisol, un laboratorio de ideas y
de fermento. Tengo la intención de colaborar en el futuro más
estrechamente con todos ustedes, enviando artículos y estudios
adlerianos significativos”. Un rasgo característico de los adlerianos es
la responsabilidad, el respeto y la coherencia entre la teoría y la
práctica (praxística), esta entrevista es una evidencia más de ello.
Para concluir la nota introductoria, es adecuado para aquellos que
pretenden interpretar (de forma silvestre) la obra adleriana, citar un
parágrafo del argentino Jaime Bernstein (en la Introducción a la obra
“Práctica y Teoría de la Psicología del Individuo”):
“Digamos sólo que si nos atuviésemos a las clasificaciones de sus
comentaristas, la Psicología Individual, sería, a un tiempo,
‘excesivamente individualista’, ‘excesivamente social’, ‘excesivamente
fisiologista’, ‘excesivamente animista’, excesivamente librearbitrista’,
‘excesivamente determinista, ‘excesivamente filosófica’, ‘excesivamente
médica’… No puede menos que desconcertar tan singular disparidad en la
apreciación de los técnicos acerca de una concepción que, conociéndola
en su fuente, ofrece, por el contrario, un plan de pensamiento neto y
decidido. Si siempre es aconsejable la fuente original, hay sobrados
motivos para validar este consejo muy especial en el caso adleriano, tan
grotescamente distorsionado por divulgadores y contradictores que –no
queda otra explicación- conocen a Adler, sólo por haberlo saludado desde
lejos”.
¿Qué principios epistemológicos caracterizan la Psicología Individual de Alfred Adler?
Después de 1911, Alfred Adler, mediante el reconocimiento del
“sentimiento subjetivo de inferioridad” como principio de motivación de
la vida psíquica marca la transición de un “modelo de pulsión libidinal
con orientación biológica” a un “modelo relacional y fenomenológico”,
que es el propulsor de una revolución copernicana dentro de la psicología profunda.
No podemos olvidar que la concepción del mundo de todos los científicos
del siglo XIX estuvo influida por la física newtoniana: el concepto
freudiano de “pulsión libidinal” una vez más la dicotomía
irreconciliable entre lo orgánico y lo psíquico, entre el cuerpo y la
mente. Adler a través de la “sensación subjetiva de inferioridad” abre
horizontes hacia una perspectiva “subjetiva, ficcional, teleológica,
unitaria, relacional”. Mientras que Freud, a través de la búsqueda de
razones objetivas, para toda su trayectoria teórica, desarrolla un
enfoque arqueológico y reduccionista del hombre con el objetivo de crear
una “psicología científica”, Adler, liberándose gradualmente de
cualquier forma de determinismo mecanicista, anticipa un espíritu
verdaderamente pionero, “holístico” de la física contemporánea, que
considera la materia y la energía como intercambiables.
Para comprender profundamente la piscología individual, anti-dogmática y creativamente moderna, basta reflexionar sobre esta cita de Alfred Adler en “Psicología del niño difícil”:
“Daremos la bienvenida a cualquier comparación, porque somos
tolerantes: Hay que estudiar otras teorías y otros puntos de vista, para
poner todo en comparación con mucho cuidado y no ciegamente a una
“autoridad “, ni a mí.”
La mente, para Adler, es un fenómeno dinámicamente temporal, un lugar
de convergencia de pasado, presente y futuro, un continuo “movimiento”
transformador de “bajo” hacia “arriba”, de “minus a plus”. Los
individuos, cuya naturaleza es relacional, ya que la inferioridad tiene
raíces profundas relacionales (en latín infěrior es una
comparación que implica un segundo término, y el otro del mismo) están
motivados por necesidades y valores, no por fuerzas mecánicas de origen
instintivo-biológico.
Adler en la consideración del “sentimiento de inferioridad”
como base y dinámica de la vida psíquica de conducción se coloca en el
subjetivismo fenomenológico de la ficción, la imaginación, la
intencionalidad causal, el ser creativo, la pareja creativa todo “dentro
de la configuración y el proceso de aliento empático como valiosa
herramienta terapéutica”. Se puede considerar, el fundador del enlace socio-cultural de la psicología profunda, como objeto constante de sus estudios es la “relación/comunicación y los estados emocionales”.
Si la mente es considerada desde una perspectiva relacional,
intersubjetiva, interindividual, intencional y prospectivamente
orientada, entendemos la importancia de cultivar la suficiente atención
en los intercambios con las necesidades primarias (Bedürfnis), que el
niño, desde el primer llanto, muestra necesidad de recibir ternura (Zärt)
y afecto. Si esto ocurre, el niño adquiere armoniosamente el lenguaje
de la ternura, de la reciprocidad y el sentimiento social. Para Adler
es indiscutible la esencia dialógica de la naturaleza humana: el “individuus” es la indivisible red de relaciones, conversaciones e intercambios interpersonales. En “Psicología del niño difícil”,
escribe: “No existe un intelecto privado. Ello se ha desarrollado
comprendiendo a los otros, acercándose a los semejantes, identificándose
con ellos, viendo con sus ojos, oyendo con sus orejas, sintiendo con
sus corazones”. El trastorno mental es considerado una falta de
sentimiento social en el cumplimiento de las tres tareas fundamentales
del hombre: la amistad, el trabajo, la sexualidad.
¿Cómo es una psicoterapia adleriana?
El tratamiento consiste, brevemente, en tres etapas o fases, que se
producen repetidas veces, y no necesariamente en este orden, dentro de
los ciclos de sesiones o dentro de la misma sesión:
1. fase de evaluación exploratoria a través del análisis de la
constelación familiar y los primeros recuerdos, se centra en los
objetivos de ficción del plan de vida inconsciente y estilo de vida
único e irrepetible con el que se persigue estos objetivos. Las primeras
entrevistas (anamnesis) están dirigidas a la comprensión de la
situación actual en relación con las tres tareas fundamentales. Junto al
material consciente, proporcionado por el paciente, se analizan sueños,
metáforas y símbolos, todo acompañado de la construcción de la relación
terapéutica;
2. fase de transformación, se caracteriza por el reconocimiento y el
desmantelamiento de los mecanismos de compensación de las ficciones
negativas y perjudiciales para el enfoque intensivo en la interpretación
de la transferencia y la contratransferencia;
3. fase prospectiva, se prevé la apertura hacia nuevos proyectos existenciales acompañados por la revisión del “estilo de vida”.
La conclusión de la psicoterapia es la dinámica de un proceso y,
regularmente, el resultado de la redefinición de la relación
terapéutica, la elaboración de la separación, una síntesis de los
objetivos perseguidos y alcanzados, marcado por dos elementos dinámicos,
siempre presentes dentro del “setting”: “comprensión/interpretación y aliento empático”.
¿En qué ámbitos se puede aplicar la psicología adleriana?
La Psicología Individual es un modelo teórico aplicable no sólo en la
terapéutica: es una teoría del hombre en sentido cósmico y ofrece una
filosofía de la vida en “este” mundo basado en el “sentimiento de comunidad”,
es la utopía ficticia de la convivencia interindividual y la
colaboración entre los seres humanos, siendo el sentimiento social la
columna vertebral. El modelo teórico y práctico, por lo tanto, es de
aplicabilidad en el contexto de la psicoterapia y el análisis, la
psiquiatría, la psicología, la psicoeducación, asesoramiento, terapia
familiar y de pareja, la psicología laboral, compatible con las
hipótesis científicas más actuales (por ejemplo, la “teoría de la
mente”, “neuronas espejo”). Nuestra psicología permite intervenciones
específicas en muchas áreas, la apertura a las comparaciones e
intercambios de colaboración interdisciplinaria y multidisciplinaria,
como la sociología, la semiótica, la lingüística, la antropología, las
neurociencias. Basta pensar en la teoría de Adler sobre los sueños o las
últimas investigaciones sobre el proceso de aliento empático.
¿Qué es lo que distingue a un terapeuta adleriano de otro psicoterapeuta?
El terapeuta adleriano tiene una responsabilidad mayor que otros
terapeutas pertenecientes a diferentes orientaciones: por el hecho de
que representa para el paciente un generador/activador del sentimiento
social, él mismo debe ser el portador del sentimiento social. La empatía
y el aliento son sus principales herramientas.
No puede, un terapeuta adleriano hacerse cargo de las heridas del
alma “enferma” exclusivamente con la farmacología, sin implicación
emocional, sin piedad, sin diálogo incesante y sobre todo sin la
voluntad inagotable de escuchar. Él, por estos motivos, no “puede
sustraerse” a la aventura contratransferencia a menudo peligroso de
entrar, por la identificación, la subjetividad, en la interioridad y en
la intencionalidad del paciente. Por la nueva experiencia emocional
que se desarrolla en el “aquí” y “ahora” del “setting”, la creación de
la pareja paciente-terapeuta, se convierte en una pareja creativa
teleológicamente orientada.
La empatía, la capacidad de “ver con sus ojos, escuchar con los oídos, para vibrar con el corazón del paciente”,
es lo que caracteriza a una psicoterapia adleriana, que es siempre una
síntesis de la interpretación que resulta del desenmascaramiento de las
ficciones fortificadas de la experiencia emocional de reparación del
paciente.
¿Es importante la dinámica de transferencia y contratransferencia en un enfoque adleriano?
En una psicoterapia adleriana, a diferencia de una freudiana, las
emociones del paciente se entrelazan con las del terapeuta en una
dinámica de flujo continuo y bidireccional de transferencia y
contratransferencia. Durante el transcurso de la “pareja terapéutica”,
se invertirán los roles activamente distintos y, no sólo la de un padre o
de la madre. El paciente puede sentir la necesidad de un abogado para
defenderse o un fiscal que expone su punto de vista neurótico o un
testigo de su sufrimiento o el espacio mental de la solidaridad dentro
de los límites de los cuales la compañía tiene la oportunidad de
expresar libremente su dolor o medio/herramienta, que puede ayudar a
concientizar, pensando sus propios pensamientos, para expresar
finalmente los sentimientos y las emociones siempre reprimidas por temor
a ser juzgado.
El terapeuta adleriano puede, ser llamado un “sanador herido”.
Recuerdo el mito paradójico del centauro Quirón que, después de haber
curado la misma herida incurable de la pierna, cuida a sus alumnos todos
los días, Hércules, Aquiles, Asclepio, (el Padre de la Medicina). El
mito nos invita a activar el “sanador interno” que sobrevive en todos
nosotros, evitando separar el terapeuta en un maniqueo, un lado, sano e
imperturbable, y el otro, acostado en una cama, pasivo, enfermo e
imperfecto, la normalidad de una parte y la locura, de otra.
¿Son importantes la ética y la deontología en una terapia adleriana?
Vimos como en un contexto adleriano se desarrolla un flujo
bidireccional de resonancia emocional, transferencia y
contratransferencia, que genera una influencia mutua en la pareja
terapéutica.
Las investigaciones sobre la comunicación interpersonal nos hacen
pensar en la conducta ética y profesional de un terapeuta adleriano, ya
que siempre se debe tener en cuenta los resultados de la acción
implícita e impredecible, de pensar, de sentir al paciente acerca del
terapeuta y viceversa.
Un adleriano novel como el centauro Quirón, “debe” conectarse a
través de la empatía con la “persona” que sufre. En la construcción de
la configuración tiene, una gran responsabilidad, que implica la
deontología y la ética y la formación permanente. “Debe” vigilar
constantemente lo intrapsíquico e intersubjetivo mediante la auto
observación, de su estado de ánimo, su subjetividad, sus heridas, para
ser capaz de reconocer las emociones, los sentimientos y las heridas del
paciente:
1. Aquí y ahora de la configuración a través del control clínico
directo de la dinámica en juego, lo que sólo es posible si el terapeuta
ha llevado a cabo un análisis personal en profundidad;
• fuera del “setting”, en el curso de la supervisión;
• la formación de los terapeutas en general y la formación permanente
de los formadores debe aumentar la capacidad de preguntarse acerca de
las implicaciones éticas de nuestras acciones y de nuestro ser
terapeuta. Un terapeuta adleriano debe hacer de la investigación en
curso el objetivo principal.
¿Qué es la Sociedad Italiana de Psicología Individual (SIPI)?
El 29 de octubre 1969, un pequeño equipo de seis italianos,
apasionados lectores de los libros de Adler, compuesta por Francesco
Parenti, Pier Luigi Pagani, Mario Mantellini, Vittorio Pagano, Vincenzo
Marino, Francesco Fiorenzola, se da el nombre de “Sociedad Italiana de Psicología individual”. En 1970, la SIPI es aceptada como miembro oficial de International Association of Individual Psychology.
La S.I.P.I. es una asociación libre, sin fines de lucro, regida por una
Constitución y tiene el objetivo de difundir la psicología adleriana.
¿Qué es el ” Instituto Alfred Adler de Milan”?
El Instituto Alfred Adler de Milán, fundado en 1981 por Francesco
Parenti y Pier Luigi Pagani, en 1982 se convirtió en parte de la “Asociación Internacional de Psicología Individual” (IAIP).
El Instituto fue dirigido por Francesco Parenti desde su fundación
hasta 1990. Los miembros del Instituto Alfred Adler de Milán son
analistas didactas.
El Instituto, como parte del programa de formación permanente de sus
miembros, organiza cursos y seminarios informativos sobre teoría y
técnicas de la psicología individual, promueve estudios,
investigaciones, publicaciones y eventos científicos, y establece
relaciones con asociaciones internacionales similares como el Centro de Estudios Adlerianos del Uruguay.
La actividad científica del Instituto Milán se divide en varias
áreas, desde la investigación a la formación, la actualización de la
propagación de la Psicología Individual a través de cursos, seminarios y
conferencias. El Instituto Alfred Adler de Milán también funciona como
Escuela de Psicoterapia Adleriana, que fue reconocido por el Ministerio
de la Universidad y la Investigación Científica y Tecnológica el 16 de
noviembre de 2000.
La Escuela Adleriana de Milán considera que el término “escuela” no
sólo en el sentido de “hogar” en el que la cultura se transmite
pasivamente, sino en el significado más profundo y característico de un
privilegiado “lugar”, laboratorio, que “produce” activamente “cultura”, y
promueve el sentimiento social para con toda la comunidad.
¿Cuáles son los requisitos para la formación de los analistas adlerianos?
Para ser inscritos en el registro de analistas adlerianos SIPI tenemos estos requisitos:
• Inclusión en la lista de los miembros de SIPI;
• Calificación en el ejercicio de psicoterapia;
• Análisis de formación que debe ser articulado en dos análisis sucesivos y complementarios con un total no menor de 300 horas:
1. análisis personal con un entrenador o un analista oficial por un
período no menor de 4 años con, por lo menos, una frecuencia semanal;
2. análisis didáctico con un analista oficial (elegido de una lista
de nombres recomendados por la Junta) por un período no menor de 2 años.
Al final del entrenamiento oficial se atenderá personalmente la
presentación del candidato y el examen final para comprobar la
adquisición de los candidatos de los conocimientos teóricos, las medidas
clínicas, técnicas y metodológicas para garantizar las competencias
específicas de la figura profesional del ‘analista adleriano’ según los
criterios establecidos por el Colegio de Analistas Didactas.
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