martes, 20 de agosto de 2013

ENTREVISTA A GIUSSEPPE FERRIGNO (TERAPEUTA ADLERIANO, ITALIA)

Fuente original del artículo: http://psyciencia.com/2013/07/18/encuentro-con-un-terapeuta-prof-dr-giuseppe-ferrigno-italia/



El Prof. Dr. Giuseppe Ferrigno es analista didacta y profesor de la Sociedad Italiana de Psicología Individual (SIPI) su formación estuvo supervisada por el eximio terapeuta adleriano, recientemente desaparecido,  el Prof. Dr. Pier Luigi Pagani, y  reconocido por ser el continuador directo de las ideas clásicas de Alfred Adler.
Ex profesor de la Universidad Católica de Milán, autor y co-autor de numerosos artículos y publicaciones sobre diversos temas y disciplinas.
Han pasado 6 años del primer Congreso Internacional Adleriano: “Todo pude ser de otra manera” (2007) realizado en Uruguay. En aquella oportunidad el Dr. Ferrigno envió una carta de saludo para abrir la ceremonia que decía: “el Centro de Estudios Adlerianos es un verdadero crisol, un laboratorio de ideas y de fermento. Tengo la intención de colaborar en el futuro más estrechamente con todos ustedes, enviando artículos y estudios adlerianos significativos”. Un rasgo característico de los adlerianos es la responsabilidad, el respeto y la coherencia entre la teoría y la práctica (praxística), esta entrevista es una evidencia más de ello.
Para concluir la nota introductoria, es adecuado para aquellos que pretenden interpretar (de forma silvestre) la obra adleriana, citar un parágrafo del argentino Jaime Bernstein (en la Introducción a la obra “Práctica y Teoría de la Psicología del Individuo”):
“Digamos sólo que si nos atuviésemos a las clasificaciones de sus comentaristas, la Psicología Individual, sería, a un tiempo, ‘excesivamente individualista’,  ‘excesivamente social’, ‘excesivamente fisiologista’, ‘excesivamente animista’, excesivamente librearbitrista’, ‘excesivamente determinista, ‘excesivamente filosófica’, ‘excesivamente médica’… No puede menos que desconcertar tan singular disparidad en la apreciación de los técnicos acerca de una concepción que, conociéndola en su fuente, ofrece, por el contrario, un plan de pensamiento neto y decidido. Si siempre es aconsejable la fuente original, hay sobrados motivos para validar este consejo muy especial en el caso adleriano, tan grotescamente distorsionado por divulgadores y contradictores que –no queda otra explicación- conocen a Adler, sólo por haberlo saludado desde lejos”.
¿Qué principios epistemológicos caracterizan la Psicología Individual de Alfred Adler?
Después de 1911, Alfred Adler, mediante el reconocimiento del “sentimiento subjetivo de inferioridad” como principio de motivación de la vida psíquica marca la transición de un “modelo de pulsión libidinal con orientación biológica” a un “modelo relacional y fenomenológico”, que es el propulsor de una revolución copernicana dentro de la psicología profunda. No podemos olvidar que la concepción del mundo de todos los científicos del siglo XIX estuvo influida por la física newtoniana: el concepto freudiano de “pulsión libidinal” una vez más la dicotomía irreconciliable entre lo orgánico y lo psíquico, entre el cuerpo y la mente. Adler a través de la “sensación subjetiva de inferioridad” abre horizontes hacia una perspectiva “subjetiva, ficcional, teleológica, unitaria, relacional”. Mientras que Freud, a través de la búsqueda de razones objetivas, para toda su trayectoria teórica, desarrolla un enfoque arqueológico y reduccionista del hombre con el objetivo de crear una “psicología científica”, Adler, liberándose gradualmente de cualquier forma de determinismo mecanicista, anticipa un espíritu verdaderamente pionero, “holístico” de la física contemporánea, que considera la materia y la energía como intercambiables.
Para comprender profundamente la piscología individual, anti-dogmática y creativamente moderna, basta reflexionar sobre esta cita de Alfred Adler en “Psicología del niño difícil”: “Daremos la bienvenida a cualquier comparación, porque somos tolerantes: Hay que estudiar otras teorías y otros puntos de vista, para poner todo en comparación con mucho cuidado y no ciegamente a una “autoridad “, ni a mí.”
La mente, para Adler, es un fenómeno dinámicamente temporal, un lugar de convergencia de pasado, presente y futuro, un continuo “movimiento” transformador de “bajo” hacia  “arriba”, de  “minus a  plus”. Los individuos, cuya naturaleza es relacional, ya que la inferioridad tiene raíces profundas relacionales (en latín infěrior es una comparación que implica un segundo término, y el otro del mismo) están motivados por necesidades y valores, no por fuerzas mecánicas de origen instintivo-biológico.
Adler en la consideración del “sentimiento de inferioridad” como base y dinámica de la vida psíquica de conducción se coloca  en el subjetivismo fenomenológico de la ficción, la imaginación, la intencionalidad causal, el ser creativo, la pareja creativa todo “dentro de la configuración y el proceso de aliento empático como valiosa herramienta terapéutica”. Se puede considerar, el fundador del enlace socio-cultural de la psicología profunda, como objeto constante de sus estudios es la “relación/comunicación y los estados emocionales”.
Si la mente es considerada desde una perspectiva relacional, intersubjetiva, interindividual, intencional y prospectivamente orientada, entendemos la importancia de cultivar la suficiente atención en los intercambios con las necesidades primarias (Bedürfnis), que el niño, desde el primer llanto, muestra necesidad de recibir ternura (Zärt) y afecto. Si esto ocurre, el niño adquiere armoniosamente el lenguaje de la ternura, de la reciprocidad y  el sentimiento social. Para Adler es indiscutible la esencia dialógica de la naturaleza humana: el “individuus” es la indivisible red de relaciones, conversaciones e  intercambios interpersonales. En “Psicología del niño difícil”, escribe: “No existe un intelecto privado. Ello se ha desarrollado comprendiendo a los otros, acercándose a los semejantes, identificándose con ellos, viendo con sus ojos, oyendo con sus orejas, sintiendo con sus corazones”. El trastorno mental es considerado una falta de sentimiento social en el cumplimiento de las tres tareas fundamentales del hombre: la amistad, el trabajo, la sexualidad.
¿Cómo es una psicoterapia adleriana?
El tratamiento consiste, brevemente, en tres etapas o fases, que se producen repetidas veces, y no necesariamente en este orden, dentro de los ciclos de sesiones o dentro de la misma sesión:
1. fase de evaluación exploratoria a través del análisis de la constelación familiar y los primeros recuerdos, se centra en los objetivos de ficción del plan de vida inconsciente y estilo de vida único e irrepetible con el que se persigue estos objetivos. Las primeras entrevistas (anamnesis) están dirigidas a la comprensión de la situación actual en relación con las tres tareas fundamentales. Junto al material consciente, proporcionado por el paciente, se analizan sueños, metáforas y símbolos, todo acompañado de la construcción de la relación terapéutica;
2. fase de transformación, se caracteriza por el reconocimiento y el desmantelamiento de los mecanismos de compensación de las ficciones negativas y perjudiciales para el enfoque intensivo en la interpretación de la transferencia y la contratransferencia;
3. fase prospectiva,  se prevé la apertura hacia nuevos proyectos existenciales acompañados por la revisión del “estilo de vida”.
La conclusión de la psicoterapia es la  dinámica de un proceso y, regularmente, el resultado de la redefinición de la relación terapéutica, la elaboración de la separación, una síntesis de los objetivos perseguidos y alcanzados, marcado por dos elementos dinámicos, siempre presentes dentro del “setting”: “comprensión/interpretación y aliento empático”.
¿En qué ámbitos se puede aplicar la psicología adleriana?
La Psicología Individual es un modelo teórico aplicable no sólo en la terapéutica: es una teoría del hombre en sentido  cósmico y ofrece una filosofía de la vida en “este” mundo basado en el “sentimiento de comunidad”, es la utopía ficticia de la convivencia interindividual y la colaboración entre los seres humanos, siendo el sentimiento social la columna vertebral. El modelo teórico y práctico, por lo tanto, es de aplicabilidad en el contexto de la psicoterapia y el análisis, la psiquiatría, la psicología, la psicoeducación, asesoramiento, terapia familiar y de pareja, la psicología laboral, compatible con las hipótesis científicas más actuales (por ejemplo, la “teoría de la mente”, “neuronas espejo”). Nuestra psicología permite intervenciones específicas en muchas áreas, la apertura a las comparaciones e intercambios de colaboración interdisciplinaria y multidisciplinaria, como la sociología, la semiótica, la lingüística, la antropología, las neurociencias. Basta pensar en la teoría de Adler sobre los sueños o las últimas investigaciones sobre el proceso de aliento empático.
¿Qué es lo que distingue a un terapeuta adleriano  de otro psicoterapeuta? 
El terapeuta adleriano tiene una responsabilidad mayor que otros terapeutas pertenecientes a diferentes orientaciones: por el hecho de que representa para el paciente un generador/activador del sentimiento social, él mismo debe ser el portador del sentimiento social. La empatía y el aliento son sus principales herramientas.
No puede, un terapeuta adleriano hacerse cargo de las heridas del alma “enferma” exclusivamente con la farmacología, sin implicación emocional, sin piedad, sin diálogo incesante y sobre todo sin la voluntad inagotable de escuchar. Él, por estos motivos, no “puede sustraerse” a la aventura contratransferencia a menudo peligroso de entrar, por la identificación, la subjetividad, en la interioridad y en la intencionalidad del paciente.  Por  la nueva experiencia emocional que se desarrolla en el “aquí” y “ahora” del “setting”, la creación de la pareja paciente-terapeuta, se convierte en una pareja creativa teleológicamente orientada.
La empatía, la capacidad de “ver con sus ojos, escuchar con los oídos, para vibrar con el corazón del paciente”, es lo que caracteriza a una psicoterapia adleriana, que es siempre una síntesis de la interpretación que resulta del desenmascaramiento de las ficciones fortificadas de la experiencia emocional de reparación del paciente.
¿Es importante la dinámica de transferencia y contratransferencia en un enfoque adleriano?
En una psicoterapia adleriana, a diferencia de una freudiana, las emociones del paciente se entrelazan con las del terapeuta en una dinámica de flujo continuo y bidireccional de transferencia y contratransferencia. Durante el transcurso de la “pareja terapéutica”, se invertirán los roles activamente distintos y, no sólo la de un padre o de la madre. El paciente puede sentir la necesidad de un abogado para defenderse o un fiscal que expone su punto de vista neurótico o un testigo de su sufrimiento o el espacio mental de la solidaridad dentro de los límites de los cuales la compañía tiene la oportunidad de expresar libremente su dolor o medio/herramienta, que puede ayudar a concientizar, pensando sus propios pensamientos, para expresar finalmente los sentimientos y las emociones siempre reprimidas por temor a ser juzgado.
El terapeuta adleriano puede, ser llamado un “sanador herido”. Recuerdo el mito paradójico del centauro Quirón que, después de haber curado la misma herida incurable de la pierna, cuida a sus alumnos todos los días, Hércules, Aquiles, Asclepio, (el Padre de la Medicina). El mito nos invita a activar el “sanador interno” que sobrevive en todos nosotros, evitando separar el terapeuta en un maniqueo, un lado, sano e imperturbable, y el otro, acostado en una cama, pasivo, enfermo e imperfecto, la normalidad de una parte y  la locura,  de otra.
¿Son importantes la ética y la deontología en una terapia adleriana?
Vimos como en un contexto adleriano se desarrolla un flujo bidireccional de resonancia emocional, transferencia y contratransferencia, que genera una influencia mutua en la pareja terapéutica.
Las investigaciones sobre la comunicación interpersonal nos hacen pensar en la conducta ética y profesional de un terapeuta adleriano, ya que siempre se debe tener en cuenta los resultados de la acción implícita e impredecible, de pensar, de sentir al paciente acerca del terapeuta y viceversa.
Un adleriano novel  como el centauro Quirón, “debe”  conectarse a través de la empatía con la “persona” que sufre. En la construcción de la configuración tiene, una gran responsabilidad, que implica la deontología y la ética y la formación permanente. “Debe” vigilar constantemente lo intrapsíquico e intersubjetivo mediante la auto observación, de su estado de ánimo, su subjetividad, sus heridas, para ser capaz de reconocer las emociones, los sentimientos y las heridas del paciente:
1. Aquí y ahora  de la configuración a través del control clínico directo de la dinámica en juego, lo que sólo es posible si el terapeuta ha llevado a cabo un análisis personal en profundidad;
• fuera del “setting”, en el curso de la supervisión;
• la formación de los terapeutas en general y la formación permanente de los formadores debe aumentar la capacidad de preguntarse acerca de las implicaciones éticas de nuestras acciones y de nuestro ser terapeuta. Un terapeuta adleriano debe hacer de la investigación en curso el objetivo principal.
¿Qué es la Sociedad Italiana de Psicología Individual (SIPI)?
El 29 de octubre 1969, un pequeño equipo de seis italianos, apasionados lectores de los libros de Adler, compuesta por Francesco Parenti, Pier Luigi Pagani, Mario Mantellini, Vittorio Pagano, Vincenzo Marino, Francesco Fiorenzola, se da el nombre de “Sociedad Italiana de Psicología individual”. En 1970, la SIPI es aceptada como miembro oficial de International Association of Individual Psychology. La S.I.P.I. es una asociación libre, sin fines de lucro, regida por una Constitución y tiene el objetivo de difundir la psicología adleriana.
¿Qué es  el ” Instituto Alfred Adler de Milan”?
El Instituto Alfred Adler de Milán, fundado en 1981 por Francesco Parenti y Pier Luigi Pagani, en 1982 se convirtió en parte de la “Asociación Internacional de Psicología Individual” (IAIP). El Instituto fue dirigido por Francesco Parenti desde su fundación hasta 1990. Los miembros del Instituto Alfred Adler de Milán son analistas didactas.
El Instituto, como parte del programa de formación permanente de sus miembros, organiza cursos y seminarios informativos  sobre teoría y técnicas de la psicología individual, promueve estudios, investigaciones, publicaciones y eventos científicos, y establece relaciones con asociaciones internacionales similares como el Centro de Estudios Adlerianos del Uruguay.
La actividad científica del Instituto Milán se divide en varias áreas, desde la investigación a la formación, la actualización de la propagación de la Psicología Individual a través de cursos, seminarios y conferencias. El Instituto Alfred Adler de Milán también funciona como Escuela de Psicoterapia Adleriana, que fue reconocido por el Ministerio de la Universidad y la Investigación Científica y Tecnológica  el 16 de noviembre de 2000.
La Escuela Adleriana de Milán considera que el término “escuela” no sólo en el sentido de “hogar” en el que la cultura se transmite pasivamente, sino en el significado más profundo y característico de un privilegiado “lugar”, laboratorio, que “produce” activamente “cultura”, y promueve el sentimiento social para con toda la comunidad.
¿Cuáles son los requisitos para la formación de los analistas adlerianos?
Para ser inscritos en el registro de analistas adlerianos SIPI tenemos estos requisitos:
• Inclusión en la lista de los miembros de SIPI;
• Calificación  en el ejercicio de  psicoterapia;
• Análisis de formación que debe ser articulado en dos análisis sucesivos y complementarios con un total no menor de  300 horas:
1. análisis personal con un entrenador o un analista oficial por un período no menor de 4 años con, por lo menos, una frecuencia semanal;
2. análisis didáctico con un analista oficial (elegido de una lista de nombres recomendados por la Junta) por un período no menor de 2 años.
Al final del entrenamiento oficial  se atenderá personalmente la presentación del candidato y el examen final para comprobar la adquisición de los candidatos de los conocimientos teóricos, las medidas clínicas, técnicas y metodológicas para garantizar las competencias específicas de la figura profesional del ‘analista adleriano’ según los criterios establecidos por el Colegio de Analistas Didactas.

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